miércoles, 29 de octubre de 2008

Entrenamiento diario

Esta mañana estaba leyendo a John Maxwell. Hablando de la necesidad de prepararse y formarse para el liderazgo Maxwell ponía como ejemplo el boxeo. Uno no se convierte en un buen boxeador en el ring, sino en los entrenamientos diarios. En el cuadrilátero sólo veremos los resultados de nuestro trabajo previo al combate.

Esta "ley", como Maxwell la llama, no es sólo aplicable al liderazgo, sino también a nuestro andar diario. Si nosotros no estamos entrenados, no podemos esperar que salgamos victoriosos en las pruebas, tentaciones o dificultades. Necesitamos estar entrenados para los momentos de crisis en que, en vez de guiarnos por planificaciones, nos guiaremos por nuestros "reflejos".

Por ello debemos preguntarnos cada día ¿Qué estoy haciendo para fortalecerme en mi vida cristiana? ¿Cómo me estoy entrenando para los momentos de adversidad? Pues de un entrenamiento adecuado dependerán nuestras decisiones. ¿Cómo me voy a dejar guiar por el Espíritu Santo cuando sea tentado si no me dejo guiar por Él el resto de mi vida? ¿Cómo voy a confiar en Dios en momentos de tormentas si en los momentos de calma no confío en Él? ¿Cómo voy a orar frente a una gran necesidad si en los momentos de abundancia me olvido de mi relación con Dios?

Por estas razones debemos practicar a diario las disciplinas espirituales que nos ayudaran a estar fuertes en nuestra relación con Dios. Orar, estudiar la Palabra, meditar, ayunar etc. debe ser parte de nuestro andar diario. No esperemos las dificultades para empezar a buscar los recursos de los cuales Dios nos ha provisto.