domingo, 28 de julio de 2013

Anonimatic

A medida que nos vamos conociendo es el título de una colección de cuentos de Alí Víquez Jiménez, escritor costarricense. En ella podemos encontrar una narración curiosa titulada Anonimatic, donde nos cuenta las maravillas de un nuevo producto que nos hará ser anónimos en nuestra sociedad. Con este producto podemos ir por donde queramos y actuar sin ser reconocidos por los que están a nuestro alrededor. En este pequeño relato, el narrador discute de los beneficios y de las opiniones que pudiesen surgir en contra del mismo. Uno de los argumentos en contra es que fomentaría la inmoralidad y permitiría a la gente obrar mal sin miedo a ser reconocido, a lo que el narrador, defensor de este "maravilloso" producto contesta "que si no se peca ha de ser por convicciones y no por vergüenza." Y la verdad es que no puedo darle más que la razón.¿En que basamos nuestro comportamiento? ¿Verdaderamente estamos interesados en agradar a Dios o simplemente estamos preocupados por el que dirán? ¿Cómo actuaríamos los cristianos si supiésemos que nadie está mirando o que no hay manera de que sepan quienes somos? Nuestras acciones deberían estar definidas por el temor de Dios y no por si se entera mi familia, los hermanos de la iglesia o el pastor. El motor de nuestra voluntad debería ser el amor a Dios y la obediencia a Él y no el miedo a las consecuencias que puedan causar nuestras acciones.
¿Somos los mismo cuando nadie nos ve? Probablemente podríamos medir nuestra espiritualidad en esos momentos en los que estamos solos, en los que no hay nadie a nuestro alrededor, en los que actuamos por convicción y no por vergüenza.

domingo, 21 de julio de 2013

Colorín colorado, este cuento se ha acabado

Recientemente he leído un libro bastante entretenido y divertido titulado «El abuelo que saltó por la ventana y ser largó». Entre otras historias cuenta la de un señor que se encontró toda una tirada de Biblias que iban a destruir y el se las llevó a su casa. Movido por la curiosidad y puesto que no se veía ningún desperfecto por ninguna parte que motivase la retirada del mercado de los libros, se leyó una de ellas y no fue hasta el final que descubrió el porqué las habían desechado. Un empleado resentido con la editorial había añadido un versículo, justo al final del Apocalipsis: "y colorín colorado este cuento se ha acabado".
Aunque el libro es divertido y la historia nos hace reír, lo cierto es que precisamente el mensaje del Apocalipsis lo que nos dice es todo lo contrario: la historia no se ha acabado. La historia continúa y Juan nos invita a que perseveremos hasta el fin, a que no nos desanimemos y nos olvidemos de la vocación a la cual hemos sido llamados.
Los discípulos estamos esperando la llegada de Cristo, todavía hay una parte de la historia que queda por cumplirse. Y mientras esperamos seguimos avanzando viviendo según el ejemplo que Cristo nos dejo.
La verdad es que el autor, Jonas Jonasson,  nos deja caer de esta manera que la Biblia contiene una historia que ya no es para nuestros días, que caducó hace dos mil años. Lo que contrasta con su idea principal de que a los cien años a una persona todavía le queda a uno mucho por vivir y disfrutar. También nosotros podríamos decir que la Iglesia, con casi dos mil años a sus espaldas, todavía le queda mucho por vivir, por disfrutar por desarrollarse y por crecer.
¿Recomendaría el libro? Sin dudarlo. Es un libro que se lee con bastante facilidad, logra captar toda tu atención y es difícil que alguna distracción pueda sacarte de su lectura. Divertido e imaginativo, con un argumento en el que si puedes esperar algo es que pase lo inesperado. Y como no se me ocurre otra manera de acabar esta entrada, diré: Colorín colorado este cuento se ha acabado.

martes, 16 de julio de 2013

Heidi, o el hijo pródigo

Ayer por la tarde me quité una espina que tenía clavada de hace tiempo: leí el libro de Heidi, de Johanna Spyri. Y la verdad es que me sorprendió mucho, pues yo conocía la historia que nos contaron a través de la serie de dibujos animados inspirados en este clásico de la literatura infantil, y aunque me esperaba que hubiese cambios, nunca imagine que Heidi era la historia del hijo pródigo.
En este libro encontramos la Parábola de Jesús no sólo como uno de los "cuentos" favoritos de Heidi cuando aprende a leer y cuando lo comparte con su abuelo, sino que la misma novela es dibujada en las mismas líneas que la ilustración del Maestro. En el hijo pródigo encontramos un viaje de ida y vuelta, un joven que cansado de estar en su casa decide alejarse y  cuando se da cuenta de que lo ha perdido todo decide regresar a implorar perdón a su padre para poder volver al lugar donde pertenece. Heidi no se marcha, todo lo contrario, la arrancan de sus amadas montañas y su querido abuelo para llevarla a una ciudad que, si ya de por sí misma enjaula a la niña, la encierra en una casa sin posibilidad de pisar la calle. En ella siempre está el anhelo de volver a los prados y es la añoranza la que la va comiendo poco a poco, hasta que al final logra su mayor deseo, el regreso. Pero, a diferencia de el hijo pródigo, el que más se aleja es el que se ha quedado en la casa, el Tío de la Montaña, el abuelito de Heidi.
Sin embargo en este viaje, Heidi se acercará a Dios, y al final del mismo será el medio para llevar a su abuelo a la reconciliación con Dios y con sus prójimos. Aunque para mí lo más fascinante de este libro es que plantea que todos necesitamos reconciliarnos con Dios. Una niña en su más tierna infancia a la que todos ven como la victima de una sucesión de injusticias en su vida. Un anciano que vive sus últimos años separado de sus semejantes y renegando de Dios. No puede haber más contraste entre abuelo y nieta, ésta disfrutando de la vida y aquel renegando de ella. Pero ambos encuentran el perdón de Dios y una nueva manera de entender y vivir la vida.