lunes, 4 de enero de 2010

Mi identidad

Algo que nos ayudaría a ser mejores personas es saber quiénes somos y qué lugar ocupamos. En mi opinión los grandes problemas de este mundo han surgido porque el ser humano ha querido ocupar un lugar que no le correspondía. En el saludo que escribe el apóstol Pablo en su carta a los romanos nos da algunas claves para entender quiénes somos:
"Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre; entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. " (Romanos 1.1-7, RVR60)
En este pasaje podemos encontrar al menos seis cosas que hablan de nuestra identidad. Algunas que Pablo se aplica a sí mismo y otras que aplica a la iglesia de Roma, ambas aplicables a nuestra vida.
  1. Somos siervos de Jesucristo. Es algo que deberíamos recordar siempre, nosotros somos siervos de Dios. Me da la sensación que en este mundo moderno, cada vez vemos más a Dios como un colega, o incluso como nuestro siervo al que sólo exigimos y pedimos cosas. Pero la Biblia nos enseña que somos nosotros los que debemos servir a Dios. El es nuestro señor y nosotros debemos obedecerlo. 
  2. Enviados. Es lo que significa la palabra apóstol. Y aunque no estoy hablando de un apostolado de la misma forma que lo fueron los doce, sí es cierto que todos somos enviados por Dios. ¿Enviados a qué? A ser testigos suyos y proclamar el evangelio de salvación. El evangelismo no es un ministerio exclusivo de unos pocos, es un deber de toda la iglesia.
  3. Apartados. Como cristianos debemos vivir apartados del mundo. No en un sentido tan literal que signifique irnos de nuestra sociedad a crear nuestras comunidades cerradas. Debemos estar en el mundo (Juan 17.15) pero no debemos participar de las cosas del mundo, del estilo de vida que nos aleja de Dios.
  4. Pertenecemos a Jesucristo. El ser humano necesita tener el sentido de pertenencia. Sentirse parte de una nación, de una familia, de un club, de un equipo deportivo... Qué maravilloso saber que pertenecemos a Dios, que somos parte de su "cuerpo", de su iglesia.
  5. Amados de Dios. De la misma manera es maravilloso poder sentirse amados por Dios. Él nos ama hasta tal punto que dio a su Hijo para que podamos tener una relación con Él.
  6. Llamados a ser Santos. Dios es santo y quiere que nosotros también seamos santos. Dios no nos pide imposibles. Y, aunque desde luego la santidad es imposible para el hombre por sí mismo, Dios nos ha dado a su Espíritu Santo para que nos purifique y nos santifique. Él es el Dios todo poderoso.
Sabiendo quienes somos y qué lugar debemos nos libraría de muchas complicaciones. Así que no intentemos cosas extrañas, vivamos en el propósito y lugar que Dios tiene para cada uno de nosotros.